lunes, 31 de marzo de 2014

LOS PRIMEROS AMIGOS

Armida era una mujer simpática, pero con mucho genio, si alguien se le atravesaba era implacable con él y no disimulaba sus sentimientos. Ella se relacionaba con un grupo de gente bastante dispar, pero cuando el restaurante fue haciéndose conocido su grupo de amigos giraba alrededor del Mandala, pues aunque solo abría por las noches le ocupaba gran parte de su tiempo. Lo cierto es que aquellas personas de Calpe que estaban en su círculo en los primeros años, más tarde quedaron diluidos por el tiempo y no formaron parte de aquella pequeña familia que eran también sus clientes, que puntualmente nos reuníamos el día de su cumpleaños en la fiesta que hacía en el restaurante. En estas páginas del blog, además de contar historias de nuestra amiga, vamos a compartir sus recetas de cocina, quizás podamos experimentar con aquella exquisita comida, realizar los platos, hacer las fotos de los mismos y publicarlas para que incluso aquellas personas que no la conocieron puedan disfrutar también de su comida.






 

domingo, 9 de marzo de 2014

NUESTRAS PRIMERAS INCURSIONES EN EL MUNDO DE LAS ESPECIAS........



Fotos del interior del Mandala a mediados de los setenta.

Cuando empezamos a ir al Mandala, éramos jóvenes sin un duro, y los domingos por la tarde dábamos un paseo esperando que se hiciesen las ocho y Armida abriese el restaurante, allí pasábamos las horas muertas con unas tazas de té jazmín, que estaba muy bueno, hablando y hablando y conseguíamos un espacio intimo donde podías estar con tu chica sin que nadie del pueblo te viese, esto ahora parece incomprensible, pero en aquellos años no gozábamos de la misma libertad que tenemos hoy día,  a este lugar solo acudían amigos y desconocidos, y eso nos hacía sentirnos bien. Para no perder una mesa, Armida nos habilitó una pequeña terraza que daba hacia el mar, en la parte opuesta a la entrada, donde pasamos cientos de noches en verano, allí ni nos molestaban ni molestábamos nosotros, como sabéis, los extranjeros cenan pronto, y esto nos favorecía a nosotros, sobre las diez, generalmente, terminaba el trabajo en el restaurante, entonces Armida nos preparaba un “chapati con cosas”, me explico,  en el restaurante la comida de servía en unos cuencos con forma de flor de loto y en cantidades generosas, los comensales se servían la cantidad que querían y siempre sobraba algo en los diferentes cuencos, cuando Armida retiraba los platos nos guardaba aquellos sobrantes, que nadie había tocado, preparaba unos chapatis  y los rellenaba con lo que había sobrado, así comenzamos a acostumbrar nuestros paladares a la comida picante del Mandala, Armida se sentaba a hablar con nosotros y hasta se permitía cambiar la música.


   

domingo, 2 de marzo de 2014

HISTORIA DEL MANDALA



En el verano de 1973, llegó a Calpe Armida Madelein Tommasi, nacida en Nueva York, descendiente de una familia italiana de Sicília, venia de India y Nepal, buscaba un local para montar un restaurante de comida hindú, y lo encontró en la urbanización la Manzanera, que se estaba construyendo en esos momentos. A finales de año solicitó la licencia de apertura del restaurante que marcaría nuestra juventud, y sin saberlo nuestras vidas, el MANDALA.


Es cierto que fue una pionera al montar aquel restaurante en aquel momento, nadie conocía ese tipo de comida, en esos años no era habitual ese tipo de negocios. Cuando entrabas en el Mandala, debías quitarte los zapatos y dejarlos en la entrada, percibías de inmediato los extraños sonidos del sitar indio y el aroma a sándalo que se quemaba en una jardinera llena de plantas, dioses, jaulas con pájaros de papel y estatuas de Fontán, al fondo sentada en una gran silla de estilo oriental y vestida con un sari estaba Armida.



Armida era como un toque exótico en aquel entorno que comenzaba a nombrarse a nivel mundial por estar realizándose una arquitectura radicalmente distinta a lo que la gente estaba acostumbrada, un joven arquitecto, Ricardo Bofill, estaba cambiando aquellos acantilados de color ocre con unos edificios que parecían pinceladas exuberantes de color sobre un lienzo de piedra y mar.



La Manzanera en aquellos años pretendía ser un centro de encuentro de intelectuales, bohemios y artistas que venían de los cuatro puntos cardinales del mundo. Junto al restaurante MANDALA, el bar ON THE ROCS, situado en el acantilado junto al mar, proporcionaba un ambiente elegante y exclusivo, con sus piscinas de agua salada y música en vivo por las noches, parecía que no estabas en aquel pequeño pueblo marinero llamado Calpe, estabas en un nuevo universo más moderno y cosmopolita.



Jóvenes de Calpe, un domingo por la mañana.

    El interior del bar.